Nunca supe que antes de conocer a Verónica ella era la putita de la clase, en la universidad.Especialmente hubo dos compañeros que desde que la conocieron no la dejaron ir. Eran hijos de industriales importantes. La invitaban a todas sus fiestas, a tomar con otros amigos a los bares, incluso a viajar con ellos a diferentes partes del país. No se mucho de esta época en la vida de mi esposa. Pero con certeza se que se la cojían todo el tiempo y en todos lados. Cuando no tenían mucho apetito la prestaban a otros camaradas. Así que Vero se hizo fama de puta.
Cuando terminaron la universidad Vero no tuvo ningún problema para encontrar trabajo, la contrataron inmediatamente como secretaria de uno de sus amigos. Siendo, Licenciada en Relaciones Públicas, nunca tuvo oportunidad de ascender a mejores puestos en la empresa.
Yo la conocí cuando tenía 27 años y curiosamente nunca había tenido una relación formal. El caso es que nos hicimos novios y estuvimos saliendo durante 3 años y nos casamos. Siempre he estado enamorado de ella y no me pregunten como fue que nunca sospeché nada de sus andares como puta de sus amigos. Desde que empecé de novio fue como un cornudo. Incluso nunca me dí cuenta que la tarjeta de presentación de Vero para la empresa la identificaba como "Relaciones Púbicas" sin puesto alguno y sin una importantísima "l" que debería ir despué de la "b". Cuántas veces tuve su tarjeta en la mano pero nunca leí con atención. Eso la hacía la puta oficial de la empresa.
Nos casamos y ya se imaginarán ustedes cuantas cosas extrañas comenzaron a suceder, para las que Vero siempre tenía alguna escusa o pretexto. Y yo, como cornudo ignorante, las aceptaba sin cuestionar. La besaba y le decía cuanto la quería.
Ella se encargaba de hacer llamadas a clientes y prospectos para invitarlos a asistir a eventos que la empresa organizaba. Esta fue una de esas raras ocasiones en las que las parejas de los ejecutivos y empleados asistían. Esta ocasión fue en un pequeño bar en el centro de la ciudad, que apenas podía atender a la cantidad de comensales que asistieron. Casi todos los invitados estábamos de pie. La el volúmen de la música era alto y el vino era abundante, pasado por los meseros. Vero tenía que recibir a los comensales y de vez en cuando confirmar que todo estuviera bien.
Me pareció un tiempo largo que había perdido de vista a mi esposa y empecé a buscarla entre el mundo de gente apretujada bailando y platicando de pie en el pequeño bar. Me empecé a sentir un poco tomado cuando la vi al otro extremo del salón, platicando con sus dos amigos. Me sentí más tranquilo y le acepté al mesero una nueva copa de tequila. Recuerden que para este punto yo ignoraba completamente los andares de mi esposa. Perdí la noción del tiempo entre plática y vino.
Sentí que el salón comenzaba a vaciarse poco a poco y me senté, sintiéndome ya bastante borracho. De ahí no supe nada sino hasta las 5 de la mañana cuando los meseros ya estaban limpiando el salón. No podía pensar claramente ni levantarme de mi asiento sin tropezarme. ¿Dónde estaba mi esposa?
Los acontecimientos que siguen fue mi despertar a la condición de cornudo que había venido viviendo sin saberlo, desde que conocí a mi esposa Verónica.

Que caliente este relato